miércoles, enero 20, 2010

DECLARACION PUBLICA

1. En las elecciones presidenciales, ha triunfado Sebastián Piñera, candidato de una coalición que expresa a las fuerzas que sustentaron la dictadura militar: la derecha política y la derecha económica.

Para la Izquierda Cristiana constituye una mala noticia para el pueblo de Chile.

No creemos que venga un tiempo mejor para el país. Al contrario, pensamos que este hecho constituye una derrota para la causa democrática, y que la entronización de un gobierno de la derecha política y económica compromete severamente la perspectiva de democratizar el país y lograr mayores niveles de justicia social.

También constituye una mala noticia para todos los pueblos de América Latina, puesto que el gobierno que asumirá en marzo se coloca en contradicción con los procesos de emancipación que recorren el continente y por cierto es una latente amenaza para los gobiernos de izquierda y progresistas de la región.

Las señales emitidas por Sebastián Piñera y por los representantes de la derecha política en los días inmediatamente posteriores al resultado en las urnas, no hacen sino confirmar lo consignado.

2. La Izquierda Cristiana de Chile nació en 1971 para contribuir a la construcción del socialismo en Chile, en una coyuntura histórica en que era central cerrar el paso a la derecha. Por estas mismas razones enfrentamos a la dictadura militar y hoy podemos expresar con claridad que nos manifestamos en una postura de oposición democrática y popular al gobierno de la derecha.

Expresamos nuestra decisión de salir a las calles, una y otra vez, en defensa de los derechos de los trabajadores, hoy amenazados por la promesa de Piñera de radicalizar el neoliberalismo; para defender el cobre y las riquezas naturales de la depredación privatizadora del especulador; para impedir la impunidad que el magnate comprometió con los responsables de las violaciones a los derechos humanos; para mantener en alto las exigencias democráticas frente a una derecha que a lo largo de los últimos 19 años se ha atravesado en todo intento de reforma institucional.

Manifestamos, por consiguiente, nuestra decisión de contribuir a la organización de los movimientos sociales, a fortalecer su capacidad de propuesta y movilización, a llenar todos los rincones de la patria con las demandas de la ciudadanía.

3. A lo largo de la campaña de la segunda vuelta, señalamos que no daba lo mismo el resultado de las elecciones presidenciales. La Izquierda Cristiana y el Juntos Podemos se jugaron a fondo por impedir que la derecha política y económica lograra tomar control del gobierno mediante el sufragio popular después de 52 años, en los cuales medió su profundo compromiso con una tiranía.

No tenemos dudas que el llamado del Juntos Podemos fue escuchado por el pueblo de izquierda.

La opción del voto nulo, que formularon ciertos sectores que se reclaman de izquierda, no tuvo acogida alguna: en la segunda vuelta los nulos disminuyeron 11.439 votos y un 0,14%.

Por otra parte, no hay duda que la Concertación tiene la responsabilidad principal de este resultado, puesto que luego de dos décadas en el gobierno no afectó las bases del poder fáctico de la derecha y, al contrario, se limitó a la administración de lo esencial del modelo institucional y económico fundado por la dictadura. A ello se sumó la irrupción de un significativo descontento social frente al creciente envilecimiento de la elite oficialista a lo largo de los últimos años.

4. Para enfrentar el nuevo ciclo histórico que se abre, pensamos que es esencial que se preserven y ensanchar los niveles de unidad de la izquierda que alcanzamos en el Juntos Podemos y en torno a la candidatura de Jorge Arrate. También es imprescindible que la izquierda sea capaz de recoger autocríticamente la experiencia acumulada.

Los hombres y mujeres de izquierda enfrentamos el desafío de continuar sumando fuerzas y capacidades en torno a la propuesta programática popular elaborada en torno a la candidatura de Arrate, para constituirla como alternativa de gobierno y poder. En este sentido, es la hora de levantar con más fuerza la exigencia de una nueva Constitución y una Asamblea Constituyente.

Asimismo, para construir una correlación de fuerzas favorable a la democracia, vamos a poner en el centro del debate nacional los 12 puntos que el comando de Eduardo Frei comprometió con la izquierda, los que pasan a transformarse en una plataforma y herramienta para el desarrollo de las luchas sociales y políticas que vienen. En torno a ese mínimo contenido programático, estaremos en disposición de construir las convergencias democráticas que sean necesarias.

No tenemos dudas de que se requiere una profunda renovación de la política democrática. Sin embargo, para la Izquierda Cristiana lo central es instalar la perspectiva de una revolución ciudadana como eje articulador capaz de construir un nuevo espacio político y social, capaz de poner en movimiento a la ciudadanía en torno a un horizonte de emancipación.

En este camino de unidad y lucha, persistirá la Izquierda Cristiana.
Como siempre, nuestra opción es luchar.

COMISION POLITICA
IZQUIERDA CRISTIANA DE CHILE

Izquierda Cristiana de Chile
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